Comunicado

Fuente: Distrito de América del Sur

Fraternidad Sacerdotal San Pío X 

Distrito América del Sur

Hace algunos días nos sorprendió un artículo en Infocatólica que embiste contra un sacerdote de nuestro Distrito, contra nuestra Congregación, y contra nuestro Fundador.

El aparente motivo, fue una simple clase de catecismo del R. Padre Pablo Bianchetti, de nuestra Fraternidad, a fieles de Colombia, en la que expone las consecuencias, en la práctica, de la Misa Nueva. No era una disertación académica, en la cual se podría exigir un rigor de términos teológicos. El padre, en una exposición anterior había hablado de los principios doctrinales que explican esas mismas consecuencias.

En nuestra congregación los sacerdotes no actúan de manera autónoma, expresando opiniones privadas, sino que son eco de la posición de la Fraternidad San Pío X, que, en definitiva, es la posición católica pura. Nuestro estimado Padre Pablo Biachetti, dijo lo que cualquiera de nosotros, sacerdotes, diría, siendo además lo que ya dijo nuestro venerado Fundador, Monseñor Marcel Lefebvre, y después de él todos los que quisieron guardar el tesoro de la Tradición católica.

Somos una Congregación, una familia. Por eso, como Padre Superior de este Distrito, firmo, asumo, y reafirmo lo que el padre Bianchetti enseña de manera muy clara y didáctica en su conferencia, en la cual no hay nada que objetar.

Decía que quedamos un poco perplejos (sólo un poco) con el inadecuado ataque.

Quedamos perplejos por el supuesto escándalo respecto a nuestra posición sobre la Misa Nueva. La postura de la Fraternidad San Pío X sobre la Misa de Pablo VI se mantuvo siempre igual, y fue clarísima: la Misa Nueva es intrínsecamente mala, no es un rito católico, y lleva a perder la fe. Nuestro venerado fundador, Monseñor Lefebvre, -de los pocos que vieron desde el inicio las funestas consecuencias de la nueva Misa, y el único que actuó coherentemente-, no dudó en decir:

La Nueva Misa, aún dicha con piedad y con el respeto de las normas litúrgicas (…) está impregnada de espíritu protestante. Esa Misa lleva dentro un veneno pernicioso para la fe”[1] “El ambiente general de protestantización de la Misa hace que hasta los buenos sacerdotes que dicen esa misa corran el riesgo de perder la intención verdadera de hacer lo que hace la Iglesia, por lo cual es posible que cada vez haya más misas inválidas.[2]

Por eso, ningún sacerdote en nuestra Fraternidad jamás celebrará esa Misa ni la recomendará a las almas a su cargo.

Quedamos perplejos por lo innecesariamente violento del modo usado, y, más aún, por lo extemporáneo del tema. ¿Defender la Misa Nueva a esta altura del partido? Ya hay un sinfín de libros, artículos, conferencias, escritos a lo largo de estos más de 50 años desde su promulgación. Con gusto recomendaremos su lectura a quien con sano interés lo pida.

Quedamos perplejos porque el artículo de Infocatólica mutó con el paso del tiempo, y fueron desapareciendo, sin fe de erratas, nombres que firmaban al principio, como también algunas expresiones un tanto desafortunadas.

Quedamos perplejos respecto a quién dirigir la respuesta. ¿Al sacerdote cuyo nombre aparece ahora en el artículo, a aquel cuyo nombre ya no aparece, o a la Sociedad que representan? Lo cual también nos deja en una encrucijada, puesto que no era nuestra intención empezar debate ni pelea con los sacerdotes de la Orden San Elías, a los cuales hemos recibido cuando a nosotros se dirigieron. Tanto a ellos, como a tantos otros, hemos tendido la mano (y -quizás- tengamos que volver a tenderla), cuando nos han pedido aprender la Misa Tridentina -o de San Pío V, o Tradicional…-, visitar prioratos, hacer retiros espirituales, tener misales, etcétera.

Sin embargo, no entrar en polémicas con estos sacerdotes, no significa, ante sus acusaciones gratuitas, dejar de cumplir mi obligación de sostener a los cofrades a mi mando, y de defender la posición doctrinal de mi Congregación tanto aquí como en los países donde nuestros compañeros deben soportar estos ingratos ataques.

Y, sobre todo, es un deber grave de piedad rescatar el honor de nuestro venerado Fundador a quien tanto le debemos. Con el tiempo, brilla cada vez más la figura de Monseñor Lefebvre. Él, de modo heroico, entregó su vida para la salvación de la doctrina católica, del sacerdocio auténtico y de la Santa Misa, sin importarle ser tenido por desobediente, herético, cismático, y tantos otros epítetos. Gracias a él tenemos, en la Fraternidad San Pío X, un oasis, una fortaleza bien protegida contra cualquier amenaza o coacción de los hombres de iglesia. Nunca valoraremos y agradeceremos lo suficiente todo lo que recibimos de él, fruto de su amor profundo por la Santa Iglesia.

Pero no sólo nosotros, sino que, en justicia, todo sacerdote que hoy celebra la Misa de siempre, con un mínimo de honestidad intelectual, debería agradecer a Monseñor, pues a él se la debe. Lo reconoce aún el Papa Francisco en la Carta que acompaña el funesto Motu Proprio Traditionis Custodes.

Para terminar, cito palabras de Monseñor Lefebvre en 1979:

Por la gloria de la Santísima Trinidad, por el amor de Nuestro Señor Jesucristo, por la devoción a la Santísima Virgen María, por el amor de la Iglesia, por el amor del Papa, por el amor de los obispos, de los sacerdotes, de todos los fieles, por la salvación del mundo, por la salvación de las almas, ¡Guardad este testamento de Nuestro Señor Jesucristo! ¡Guardad el sacrificio de Nuestro Señor Jesucristo! ¡Guardad la Misa de siempre[3].

 

                                                                                                    Padre Joaquín Cortés

                                                                                                              Superior

 

 

[1] Mons. Lefebvre, Carta abierta a los católicos perplejos.

[2] Conferencia en Econe, 25 de octubre de 1979.

[3] Sermón del 23 de septiembre de 1979.