Votos Religiosos y Primeros Compromisos

Fuente: Distrito de México

En la misa solemne de la mañana del día 29 de septiembre, el Hno. Antonio renovó sus votos de religión y los seminaristas del 2º año hicieron sus primeros compromisos en la Fraternidad Sacerdotal.

La solemnidad de San Miguel Arcángel, patrono de los hermanos de la FSSPX, es siempre muy esperada en el seminario. En ese día especialmente dedicado a la vocación religiosa, toda la comunidad festeja con nuestros queridos hermanos el don de la vida consagrada, porque, a semejanza de los santos ángeles, los hermanos son llamados por Mons. Lefebvre de "ángeles guardianes de nuestras comunidades".

Los votos de religión de pobreza, castidad y obediencia fueron recomendados por Nuestro Señor en el Evangelio, constituyen la gran dignidad de esta vocación y son el camino más seguro a la santidad. Por medio de ellos, un alma generosa se encuentra libre de todo obstáculo para su unión con Dios.

Los seminaristas que hicieron en la misma ceremonia los compromisos en la Fraternidad Sacerdotal y que pronto recibirán la tonsura, Dios mediante, para entrar en la clericatura y prepararse a la recepción de las órdenes sagradas, no profesan todos los votos, pero son instados, junto a todos los sacerdotes y clérigos de la FSSPX, por el mismo Mons. Lefebvre a vivir una vida íntimamente plasmada por ellos:                                                                                                                    

El sacerdote debe ser completa e íntimamente religioso  y tiene que tener el deseo de seguir a Nuestro Señor y, consiguientemente, de practicar y vivir las virtudes de pobreza, castidad y obediencia.

(…) Resulta inadmisible que un sacerdote no busque la santidad ni, por consiguiente, el alejamiento del mundo, la pobreza, la castidad y la obediencia, como Nuestro Señor Jesucristo.”

Monseñor Marcel Lefebvre, “La Santidad Sacerdotal”, Libro 2º, Parte 2ª, Capítulo 2

Esta vocación de Hermano en el seno de nuestra Fraternidad sacerdotal es, pues, esencial a la vida de nuestra congregación: el hermano es el guardián espiritual de los sacerdotes con quienes convive, por sus oraciones, sacrificios, ejemplo de vida consagrada a Dios y a las almas, y también por su afecto sobrenatural y fraterno. El corazón de la vocación de Hermano de la Fraternidad está en ofrecerse de este modo por la santificación de los sacerdotes. En esta misión sagrada encuentra la fuerza para cargar con su cruz cotidiana y sabe, por experiencia, que los sacerdotes reciben por esta generosa entrega muchas gracias de fidelidad de un valor que solo se sabrá en el cielo.

Nada es más urgente hoy día que obtener del cielo los sacerdotes necesarios a la Iglesia y a las almas. Nuestros Hermanos merecen toda nuestra gratitud y nuestras oraciones por dedicar sus mismas vidas a esa necesidad apremiante. Que el Señor nos dé santos sacerdotes y que nos dé muchos santos hermanos religiosos, que ayuden a esos sacerdotes a vivir su vocación según los designios de Dios y enteramente dedicados a la salvación de las almas.

Fuente: http://lareja.fsspx.org