Stat crux, dum volvitur orbis
Estimado Lector:
Al momento del cierre del presente número de Iesus Christus, están reunidos en Asís unos quinientos líderes de no sé cuántas confesiones religiosas, con el Papa metido en medio de ellos…
Éste es el quinto “Asís” con presencia papal. Tristemente continúa el baile de religiones que danzan, como agarradas de la mano, sembrando confusión e indiferentismo. El video del Papa de enero pasado es un patético ejemplo del problema.
Cosa increíble es que se vean sucesos como éstos como “algo normal”. A nadie le extraña que distintas creencias se reúnan a rezar juntas como si todas se dirigiesen al mismo dios, aunque invocándolo de distinta manera. Parece que el ecumenismo y el diálogo interreligioso, en la desastrosa versión conciliar, gozan del derecho de pacífica ciudadanía eclesial. Pero esto es falso. Sólo Nuestro Señor Jesucristo es la Verdad, sólo Él puede escuchar las súplicas y dar la paz. Las otras religiones son invención del demonio para apartar de Aquél que nos puede salvar.
¿Qué hacer en medio de esta situación desgarradora? La respuesta sigue siendo la misma de siempre: aferrarse a la cruz de Cristo, a su doctrina, a su Iglesia. Aferrarse a ellas, sin cambiar ni titubear.
Es el legado que transmitió nuestro fundador, Monseñor Lefebvre: continuar creyendo lo que siempre se creyó, enseñando lo que siempre se enseñó, no silenciando lo que siempre se afirmó, celebrando la Misa y los sacramentos como siempre se celebraron en la Iglesia Romana.
La Fraternidad quiere dar este testimonio, pues la Tradición es una lámpara que fue encendida, no para ser puesta debajo del celemín, sino para que alumbre a todos los de la casa. Es con ese fin que eleva su voz ante las autoridades y pide insistentemente, a tiempo y a destiempo, que se vuelva a las fuentes seguras de la fe. “Hacemos un llamado a los obispos y hacemos un llamado a Roma: que tengan a bien tomar en consideración el deseo que tenemos de rezar como siempre rezaron nuestros antepasados, de conservar la fe católica, de adorar a Nuestro Señor Jesucristo, de querer su reinado”, decía cuarenta años atrás Monseñor Lefebvre.
Mas como la proclamación de la doctrina contrasta con el error contrario, nuestro Superior General comunicaba recientemente: “En la gran y dolorosa confusión que reina actualmente en la Iglesia, la proclamación de la doctrina católica exige denunciar los errores que han penetrado en su seno, promovidos, lamentablemente, por un gran número de pastores, incluso por el mismo Papa” (comunicado del 29 junio pasado).
Sobre este asunto lo invitamos a considerar, estimado Lector, en la presente edición de Iesus Christus. Quiera la Virgen de Fátima, cuyas apariciones en centenario pronto celebraremos, proteger la Tradición y acelerar el triunfo de su Corazón Inmaculado.
Con mi bendición,
Padre Mario Trejo
Superior del Distrito de América del Sur