El sábado 29 de abril, en la propiedad de la familia Velázquez, de Hijuelas, tuvo lugar el primer “Encuentro de Familias” del presente año. Se dieron cita numerosas familias provenientes de Santiago y Viña del Mar, más otra de Temuco: 180 almas en total. El clima no favoreció la convocatoria, pues desde temprano y hasta la tarde una suave lluvia humedeció el terreno y las cabezas. Sin embargo, ello no amedrentó a la asistencia, quien acudió con bastante puntualidad.
Todo comenzó con la Santa Misa en la bonita capilla de la finca, celebrada por el R.P. Decandido, quien ilustró a los presentes sobre la virtud de la justicia y sus consecuencias prácticas en el orden familiar, y los exhortó a cumplir confiadamente con sus deberes de amorosa paternidad.
Bajo un cobertizo de tela que protegía de la llovizna y donde luego se desarrollaría la comida, siguió hacia el mediodía la conferencia prevista, sobre el orden de la caridad en la familia; la cual, debido a las circunstancias adversas, más que charla resultó una arenga. En efecto, los presentes escucharon con mezcla de temor e hilaridad al pobre orador, quien se vio obligado a subir temerariamente el volumen de su voz a causa de la inclemencia del tiempo y la ausencia del equipo de sonorización.
Con cierto y justificado atraso tuvo lugar el tan copioso como sabroso asado, que deleitó a todos los presentes e hizo olvidar sobradamente la fría humedad del ambiente. Reinó entonces un hermoso, cálido y católico clima de alegría familiar, propio de nuestra tradición hispano americana.
Hacia las seis de la tarde, a continuación de los esmerados postres que aportaron las mujeres, la asistencia se recogió fervorosamente para rezar el santo rosario. Luego del cual comenzaron las progresivas partidas, que manifestaban de un lado la gratitud al cielo por la hermosa reunión y delataban por otro la tristeza de la despedida, dándose todos cita para el próximo “Encuentro” de primavera y esperando de la providencia clima más benigno para las actividades al aire libre.
Aparte de nuestra acción de gracias a Dios y la Virgen, cabe destacar y agradecer a todos los responsables por la esmerada organización del evento, así como la bondadosa generosidad de la familia anfitriona. En efecto, todo contribuyó a fomentar y reforzar la unión en la caridad de nuestras familias de Santiago, Viña del Mar y Temuco.